martes, 9 de septiembre de 2014

La milenaria tragedia no ha concluido y es que la cuestión es bien sencilla: para que España pueda sobrevivir los Pueblos de la península Ibérica deben desaparecer.

            En fin; reflexionemos acerca de algo interesante: ¿fueron los romanos, los cartagineses o griegos, los causantes de las alteraciones humanísticas que se aprecian en los aborígenes civilizados por ellos?.
            Puede que a los chauvinistas les agrade una respuesta, en tal sentido, afirmativa pero yo no me llamo “cándido” ni creo que entre los eúskaros que contactaron a los griegos, no los hubiese que gustasen de “ no dar ni golpe”. Estoy seguro, aunque no pueda demostrarlo sino etnológicamente, que muchísimo antes de la “Nacionalidad del Lan “ (Neolítico) hubo eúskaros desarraigados de su Gizabidea que preferían vivir del esfuerzo ajeno.
            Sabemos que esto “pasa en las mejores familias “ y que también hubo casos similares entre los aborígenes canadienses, entre los del golfo de Guinea, en el Caribe, en los Andes y entre los indoeuropeos. También podemos ver que el fenómeno está presente en la Naturaleza; no hay más que observar a las hienas, cuervos, garrapatas, sanguijuelas y demás parásitos (los hay incluso entre los vegetales) que viven a costa de otros.

            Los griegos habrían consolado a sus primeros amigos eúskaros ( es una presunción personal) diciéndoles que el recelo y desprecio con que sus paisanos les trataban (algo así como los Apaches a los indios que servían de guías a los gringos) por haberse adscrito a otros modos de ganar el pan, sin el sudor de la propia frente, serían pasajeros; pues así lo habían comprobado éllos en muchas gentes de otras regiones mediterráneas.
            Puede también que la incredulidad de muchos eúskaros pro-griegos cesase tan pronto como vieron que muchos de los suyos creían que los orientales eran tontos o estaban locos. ¿No cambiaban, pués, hermosas telas, vasijas tan finas y bellas como un capullo floral, aceite mucho más delicioso que la manteca, y sobre todo , ese néctar de uva, cien veces mejor que la cerveza de mijo, todo ello por unos cuantos trozos de metales de lo más inútil, como el oro, plata, estaño y cobre?.  ¡ Tontos ... de remate!
            Eso mismo devieron pensar los primeros aborígenes caribeños que recibieron un machete o un hacha a cambio de una perla o una esmeralda; y el primer indio de las praderas norteamericanas que intercambió una pepita de oro por un fusil.

            Al cabo de unas pocas expediciones  (digo yo ), hasta los más temerosos de entre los futuros iberotarras abandonaron sus esquemás mentales, sobre todo los postulados de su Gizabidea, que les entorpecían la aceptación de los de la civilización. Puede que en esas épocas lejanas cambiasen incluso de aforismos. Por ejemplo, el aborigen que dice “Vale más hacer que mandar hacer”, por el civilista, “Vive bien sin mirar a costa de quién”.
            ¿Puede imaginarse el lector lo que habría contado, a su regreso de Grecia, el primer iberotarra que visitó aquel país, probablemente por invitación de algún amiguete griego?.
            ¿Vida? ¿Podía llamarse vida a estar ordeñando cabras y ovejas todo el día, para luego, encima, dormir en una choza? ¡Kiah ¡ Vida, vida de verdad era la de Corinto, Tebas, Salónica, Creta; pero sobre todo la de Atenas.
            ¿Y de los hombres?; porque, de animales sí que  “sabían  la tira” su aita (padre) y aitona (abuelo, lit. padre bueno), pero de los hombres ...Poco; era mucho decir. ¿Acaso no desconocían que los hay nacidos para mandar y para obedecer? ... Para su aita solo los había para trabajar, aunque, eso sí, cada uno su parte. Hablaron horas y horas en muchas ocasiones y, definitivamente, el aita y el aitona no querían aprender nada sobre los hombres. Siempre le decían que los esclavos solo trabajarían a la fuerza para los amos y nunca creyeron lo que él había visto: que los esclavos se esmeraban en agradar a los amos sin esperar a cambio otra compensación que buen trato. ¿Comportarse un Hombre como uno de sus perros pastor? Pobre hijo, en verdad era digno de lástima.
            Las advertencias del padre eúskaro cayeron en saco roto, toda vez que su hijo quería progresar. Tener un futuro mejor para él y sus hijos. De nada sirvieron las observaciones que los familiares le hicieron acerca de cómo él se dejaba la vida en las minas y en los caminos para llevar las piedras brillantes al griego, mientras éste se la pasaba tumbado, a la fresca en verano, y al calor del fuego, en invierno. Todo era inútil porque el hijo pródigo había creído en la promesa del oriental, según la cual muy pronto, él ocuparía su lugar y otros serían los que tendrían que sufrir en las minas y caminos: ¿cómo desaprovechar tamaña oportunidad? Todo lo contrario; había que aferrarse con fuerza al carro del progreso. Solo era capaz de sonreir a las ocurrencias de su hermano txikito, sobre todo cuando le preguntaba cómo era que se podía pescar sin acercarse al río.
            - El aitona dice que “ El que quiera peces que se moje el culo”.
- El aitona no sabe lo que es vida; hazme caso.
Es de suponer que el magnate (¿por qué se parecerá tanto esta palabra a la de mangante?)    griego no le habría contado a su confiado amigo del valle del Ibero cómo habían logrado su opulencia los espartanos, por ejemplo. Que también le habría ocultado cómo estos griegos “admirables” habían despojado de su tierra a los aborígenes (los Ilotas) para repartírsela entre ellos. Se dice que hicieron 9.000 parcelas porque tal era el número de espartanos.

            ¿ El orgulloso mercante griego no era capaz de darse cuenta cómo los Ilotas, trabajando la tierra que les había sido usurpada, estaban recuperándola?
            ¡ No, que va! Imposible que un mercante se diese cuenta de ello, pues ni siquiera los sabios griegos, oráculos en ristre, eran capaces de observar la realidad de la Naturaleza. Eso sí, mirar al futuro y ponerse más dignos “que un gato con una morcilla”, sí; eso sí. Claro, así les fue. ¿A qué final les condujo su mentalidad a los átridas? ¿Y a Odiseo y sus familiares y amigos? Al mismo que les condujo la suya a los duques vascos de la Akitania eúskara y a los hijos de Sancho III el Mayor, el Rey de todos los Vascos, según los historietadores nacionalistas, o como escribió su esposa en su sepulcro, Hispanis Imperator.

            Y así, amigo lector, aún habiendo avanzado tan poco en la historia, hemos topado con el “quid” de la cuestión vasca, del problema vasco.
            El equilibrio entre las plataformás continentales es un tema que la Naturaleza tiene a su cargo; el de las plataformás culturales, por el contrario, solo depende del Sentido Común Humano.
Lástima que en el Civilismo, éste sea el menos común de los sentidos, porque todo lo directivo depende del liderazgo. Los civilizados están sujetos por sus líderes, los auzókratas se guían por Ideales.



            El caso es que hace unos 2500 años, en el sur’oeste de Europa colisionaron dos concepciones de la Vida, originando un cataclismo cultural cuyo final todavía está por llegar a los Pirineos, en dónde los Civilistas siguen atacando y los aborígenes se siguen defendiendo.

seguir leyendo en AUZOKRAZIA

No hay comentarios:

Publicar un comentario